A diferencia y contraposición del género canción, surgió una modalidad en el tercio final del Siglo XIX, que posteriormente se definió también como un género cantable y bailable: el llamado Bolero cubano.
Entre sus más tempranos cultores, consideramos a José (Pepe) Sánchez, quien definió los caracteres estilísticos del género, quedando bien definida su estructura, que lo diferencia de su homólogo, el llamado Bolero español.
Estos primeros boleros, comprendían dos períodos musicales de dieciséis compases, separados por un pasaje instrumental al que llamaban Pasacalle.
Los mismos podían estructurarse de modo mayor o menor, a veces alternando ambas modalidades.
Este género constituyó, sin duda alguna, la primera gran síntesis vocal de la música cubana, teniendo una permanencia universal.
El bolero tradicional está permeado de factores hispanos y afrocubanos, que aparecen por igual en la línea acompañante de la guitarra y en la melodía.
El bolero español utilizaba el compás de tres por cuatro, mientras que el bolero cubano está escrito en el compás de dos por cuatro.
En este bolero el acento sonoro percutivo del cinquillo cubano se impone a las palabras del texto literario, sin embargo, a medida que el bolero va evolucionando, compositores, pianistas y músicos alternan la figuración del cinquillo remitiéndola a la mano izquierda, acompañante en el piano,realizando figuraciones melódicas y armoniosas de adorno.
Posteriormente los compositores comienzan a musicalizar versos de poetas conocidos. Así ocurre con Aquellos ojos verdes, letra de Adolfo Utrera y música de Nilo Menéndez, composición esta que alcanzó un éxito total.
En este caso los versos imponen su ritmo prosódico perdiendo el cinquillo su tradicional hegemonía. De modo que el bolero sigue desarrollándose, evolucionando y también se ha enriquecido afirmando plenamente que corresponde a Cuba la evolución sufrida por este género y no a otros países como se ha querido hacer creer.
No obstante, su triunfo internacional ha determinado la incorporación del género a la
creación de diferentes y significativos compositores de otros países, como es el caso de Rafael Hernández, de Puerto Rico, de Agustín Lara de México y otros valiosos compositores.
Entre sus más tempranos cultores, consideramos a José (Pepe) Sánchez, quien definió los caracteres estilísticos del género, quedando bien definida su estructura, que lo diferencia de su homólogo, el llamado Bolero español.
Estos primeros boleros, comprendían dos períodos musicales de dieciséis compases, separados por un pasaje instrumental al que llamaban Pasacalle.
Los mismos podían estructurarse de modo mayor o menor, a veces alternando ambas modalidades.
Este género constituyó, sin duda alguna, la primera gran síntesis vocal de la música cubana, teniendo una permanencia universal.
El bolero tradicional está permeado de factores hispanos y afrocubanos, que aparecen por igual en la línea acompañante de la guitarra y en la melodía.
El bolero español utilizaba el compás de tres por cuatro, mientras que el bolero cubano está escrito en el compás de dos por cuatro.
En este bolero el acento sonoro percutivo del cinquillo cubano se impone a las palabras del texto literario, sin embargo, a medida que el bolero va evolucionando, compositores, pianistas y músicos alternan la figuración del cinquillo remitiéndola a la mano izquierda, acompañante en el piano,realizando figuraciones melódicas y armoniosas de adorno.
Posteriormente los compositores comienzan a musicalizar versos de poetas conocidos. Así ocurre con Aquellos ojos verdes, letra de Adolfo Utrera y música de Nilo Menéndez, composición esta que alcanzó un éxito total.
En este caso los versos imponen su ritmo prosódico perdiendo el cinquillo su tradicional hegemonía. De modo que el bolero sigue desarrollándose, evolucionando y también se ha enriquecido afirmando plenamente que corresponde a Cuba la evolución sufrida por este género y no a otros países como se ha querido hacer creer.
No obstante, su triunfo internacional ha determinado la incorporación del género a la
creación de diferentes y significativos compositores de otros países, como es el caso de Rafael Hernández, de Puerto Rico, de Agustín Lara de México y otros valiosos compositores.
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